Redes que sostienen el cuidado
- Ana Miel
- 12 may
- 2 Min. de lectura
Redes que sostienen el cuidado
El cuidado de adultos mayores es una labor fundamental que, sin embargo, suele estar acompañada de desafíos significativos para quienes la desempeñan. La falta de redes de apoyo formales para los cuidadores puede llevar a situaciones de aislamiento, estrés y agotamiento físico y emocional. Por ello, es esencial crear y fortalecer espacios colectivos donde los cuidadores puedan expresar y validar sus sentimientos, compartir retos, aprendizajes y estrategias en su labor, y así formar redes de apoyo sólidas.
Una investigación realizada en el departamento del Quindío, Colombia, reveló que, a medida que las personas envejecen, sus redes sociales de apoyo disminuyen, especialmente en aquellos con enfermedades crónicas. Este fenómeno también afecta directamente a quienes los cuidan. Muchos cuidadores, especialmente mujeres adultas mayores, asumen esta responsabilidad sin remuneración ni reconocimiento adecuado (Universidad del Quindío, 2024).
La creación de espacios colectivos para cuidadores ofrece múltiples beneficios. Estos entornos permiten compartir experiencias, reducir el estrés y la sensación de soledad, y fomentan un sentido de comunidad que fortalece la resiliencia. Además, mejoran la salud mental y emocional de quienes cuidan, permitiéndoles afrontar mejor los desafíos de su día a día.
Para los cuidadores institucionalizados, es fundamental que las organizaciones implementen programas de bienestar orientados a su calidad de vida. Alianzas estratégicas entre instituciones pueden generar redes de apoyo internas que no solo benefician a los cuidadores, sino también a la calidad del servicio prestado. Invertir en el bienestar del equipo humano disminuye la rotación del personal, mejora el clima laboral y, sobre todo, fortalece el vínculo humano con las personas mayores.
Cuidar también puede doler. La fatiga compasional es una de las principales consecuencias del cuidado continuo sin apoyo suficiente. Se trata de un agotamiento emocional profundo que afecta la empatía y la capacidad de conectar con los demás. Para prevenirla, necesitamos una sociedad que reconozca, respete y sostenga la labor de quienes cuidan. Esto implica promover políticas públicas, formación, acompañamiento emocional y una cultura que valore el cuidado como un acto colectivo, no solo individual.
La Fundación Resignificar, comprometida con esta visión, ha desarrollado programas de autocuidado para cuidadores de adultos mayores, a través de su línea Quid-Arte, donde se fortalecen prácticas que promueven el bienestar físico, emocional y espiritual de quienes cuidan. Porque cuidar de otros solo es sostenible si primero aprendemos a cuidarnos a nosotros mismos.
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Referencias:
Universidad del Quindío (2024). Investigación revela que los cuidadores de adultos mayores no cuentan con redes de apoyo formales. https://noticias.uniquindio.edu.co
Figley, C. R. (1995). Compassion Fatigue: Coping with Secondary Traumatic Stress Disorder in Those Who Treat the Traumatized.
Schulz, R., & Sherwood, P. R. (2008). Physical and Mental Health Effects of Family Caregiving. American Journal of Nursing, 108(9 Suppl): 23–27.
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